sábado, 13 de enero de 2024

Reflexiones intermedias

 



Está bien hacer reflexiones intermedias, porque al principio estás sorprendido, azorado por la experiencia. Puede que estés maravillado, tu juicio esta turbado y los ojos deslumbrados. Nuestras reflexiones intermedias son que los jóvenes no son tan amables como las personas de mayor edad. No sé si es una generalidad, pero llevamos varias experiencias. No sé si es algo local o es igual en cualquier país. Pareciera que los jóvenes no pueden ver la necesidad del otro, están con los ojos en la pantalla, los oídos en los auriculares y los pies subidos en los asientos. ¿O ya no soy joven? ¿Y he ganado distancia para tener otra perspectiva? Bueno mi hija es joven y ha llegado a la misma conclusión: Algunos jóvenes no son muy amables pero algunas personas de mayor edad si lo son. Las personas con las que hemos logrado hacer contacto en el día a día, en su gran mayoría son mayores. Con facilidad te hacen la plática a causa del clima, de lo caro del super, de lo imposible que es comerse sólo un cuadrito de chocolate o una sola rebanada de queso o se divierten cuando saben que no habíamos experimentado aún un Mistral. Se sorprenden de que vengamos de México, les parece lejos. Algunas personas se han acercado y nos han dado una ayuda puntual para luego desaparecer como si sólo hubieran sido enviados para orientarnos. Ya sea indicándonos la app que si sirve para el transporte público, la forma de tener descuentos en algunos museos, el super menos caro, el bus que nos lleva mejor o incluso avisarnos que a las 7 pm algunos buses no pasan más y hay que buscar otra forma (que no sea taxi) para salir del lugar.  Lo que también me hace reflexionar sobre ¿Cómo soy yo en mi país? ¿Soy tan amable como me gustaría que fueran conmigo ahora que soy extranjera? Hemos recibido mucha ayuda, orientación, cariño, hospedaje y paciencia. Hemos ganado muchas experiencias, de todas buenas, malas y chistosas. Ha estado bien, hemos extrañado mucho.

Y ya hemos pasado la mitad del tiempo de esta aventura!

domingo, 12 de noviembre de 2023

Porque puedo




 

En este viaje hay muchas cosas que me han sorprendido gratamente y unas que otras no tan gratas. Pero bueno, quiero hablar de la gente que he conocido y me ha ayudado a seguir adelante. Muchas de las cosas que me dicen se me quedan en la cabeza por horas y hasta por días. Afuera de la escuela he saludado a muchas personas, muchas ni me contestan, algunas ni si quiera me voltean a ver y otras me responden, pero me miran incrédulas y hacen cara de “¡puf, turista!”. Ya me habían advertido que así era la cosa por aquí, pero el decir buenos días lo tengo en automático. Para mi es más fácil decir Bonjour que no decirlo. Una mañana escuché a una persona hablando español y me acerqué a saludarla, es peruana y fue muy cordial, me saludó como si fuéramos amigas de toda la vida, fue una sensación que me agradó mucho y me llenó de calor interno. Ella me ha presentado varias personas francesas hispanoparlantes, muy agradables, que me han dado consejos para ir mejorando mi experiencia. A todos les preguntó ¿Por qué hablas español? La mayoría tienen ascendencia en primer o tercer grado de hispanoparlantes. El amigo que me presentó esta última semana respondió a mi pregunta:

 –Hablo español porque puedo-

 Me encantó su respuesta y la frase se quedó en mi mente dando vueltas como mariposa.

¿Cuántas cosas hago en mi vida simplemente porque puedo?

 

miércoles, 26 de julio de 2023

La sensación más poderosa, XIX aniversario

 


Diecinueve añitos cumplió este blog de Cuentos Bajo Pedido el 22 de mayo del 2023. ¡Sólo para recordar, publicar en este sitio inició en un aniversario de Emilio Carballido, en donde pasaron cosas sorprendentes!! Quien quiera saber o recordar, puede ir a los primeros escritos del blog.

 

La sensación más poderosa

Hay días que despierto cansada y abatida, como si lo que tuviera que hacer fuera pesado, incluso antes de empezar el día. Pero veo en la pared mi clavito con medallas y me digo, yo soy la que ha obtenido todas esas medallas, yo he corrido carreras de al menos 11 km, que nunca imaginé si quiera poder concluir. Yo soy la que ha hecho triatlones, incluyendo uno olímpico. Yo soy la que ha corrido junto con sus seres queridos, mi hija, mi sobrina, mi mamá, mi papá, mi cuñada, mi comadre y mis amigas. Y entonces, al recordar la sensación de logro me levanto distinta de la cama, llena de energía a enfrentar los nuevos retos.

Así que apelo hoy a esa sensación de logro, a esa que me hace recordar quién soy yo, la que va más allá de los límites, la que sube su propio estándar y la que de alguna u otra manera sale adelante.

Eso sentí cuando fui a recoger los papeles de la escuela y la directora me dijo:

Lo lograste!!

Y sentí esa energía recorrer mi cuerpo que necesito para emprender el viaje más largo que he hecho en mi vida, al menos hasta el momento.

 

 

Felicidades por los XIX años de compartir en estos blogs!!!

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jueves, 6 de abril de 2023

El piano

 


Mi bisabuela era pianista, la recuerdo perfecto tocando Olímpica, con sus manos trémulas, ya con la vista muy afectada pero con su memoria intacta al piano. Lo hacía parecer fácil, cuestión de práctica, pensaba yo. En fin, el piano ha sido un elemento significativo en la familia, va y viene, no un piano en particular, si no "el piano" en general. En ambas familias ha sido signo de amor, distinción o preferencia. Se da, se quita, se embala para viajar, se empeña para iniciar un negocio prometedor, se arrumba, se da como un regalo sorprendente, se tira al olvido cuando se tiene, se añora cuando se pierde, etc. El piano es tantas cosas en nuestras vidas. Yo he estudiado por muchos años, tal vez no con la suficiente constancia como para que se note que soy pianista. No me sé una sola pieza completa de memoria y en cuanto lo dejo de estudiar olvido todo. De modo que, la siguiente vez que quiero retomarlo es como si nunca hubiera estudiado. Sin embargo, una y otra vez lo retomo, lo vuelvo a intentar y desde el fondo del abismo recuerdo lo que aprendí y algo vuelvo a tocar. Veo con nostalgia las partituras que antaño pude tocar y que si las quisiera tocar yo tendría que retomarlas prácticamente desde cero.

Yo siempre he tenido que estudiar para tocar una pieza y aun así, con frecuencia, me equivoco al tocar la pieza frente a la maestra o frente al público familiar cautivo. La maestra actual dice que no debo de pensar en otra cosa mientras toco el piano, eso no lo he podido lograr, en mi cabeza siempre hay varios temas circulando de manera simultánea, es como un motor que nunca se apaga. Recuerdo perfecto, como de niña la maestra me decía, “deberías de estudiar como tu hermano que siempre da las piezas perfectas”. Cabe mencionar que jamás lo vi estudiar. Así es la vida, para algunas cosas unos son virtuosos y otros simplemente somos necios.   

martes, 16 de agosto de 2022

¡Estoy lista!

 


¡Estoy lista!

 

¡Estoy lista! Me dije al espejo esa mañana y entré a la cancha con la idea en mente de que yo ya sé, o sabía, cómo se juega este juego. Tengo el recuerdo de que era divertido, energizante, placentero y si bien no era sencillo tampoco era tan complicado. Imaginé que las reglas, no escritas, por cierto, eran más o menos claras y posiblemente seguirían siendo las mismas. Según mi experiencia, creí que dichas reglas implícitas, podrían ser mejoradas y adaptadas según mi afinado criterio moldeado a base de experiencias vividas de manera intensa en mi vida.

¡Estoy lista! Me dije, ajustándome la cintura de mi uniforme imaginario, poniendo mi mano en el pecho, mi cabeza en alto y mis experiencias de respaldo. Me sentí poderosa y vigorosa. Con el mantra en mi cabeza, -¡¡¡Yo sé cómo se juega este juego!!!! Finalmente, llegué a la cancha. Casi se podía ver mi cabello ondulando con el viento, salían rayos luminosos de mi espalda y se percibían alas en mis pies.

Todo estaba listo y cuando di mi primer paso dentro de la cancha, el balón a toda velocidad se estampó de lleno en medio de mi cara. No quise ponerme a chillar, pero el dolor era intenso. Recordé que ya había vivido algo parecido y el dolor es momentáneo, te descancha, pero una vez recuperado puedes seguir jugando, medio  zumbado tal vez, pero se puede seguir. Así que, me armé de valor y seguí adelante, logré jugar escasos minutos cuando un nuevo balonazo me dio en medio del vientre, dejándome sin aire absolutamente. En ese momento reflexioné y concluí que tal vez no sabía jugar este juego, tal vez di por hecho que por ver un balón ya conocía el juego.  

Así que, aunque una parte de mi decía –¡¡¡No te rajes!!! ¡Levántate! ¿¿¿No que estás lista??? Otra parte de mi hizo que agarrara mis chivas y abandonara el juego con la idea de reflexionar en calma en otro lugar sobre lo que había sucedido. ¿Habré entrado con demasiado entusiasmo y poco colmillo? En fin, ya en privado pude ponerme a chillar, a sobarme sin pena, pensar sobre qué fue los que pasó y reflexionar sobre cómo puedo integrarme de una manera distinta la próxima vez. Qué tal si preguntando desde el principio, ¿A qué vamos a jugar? Sería un buen inicio, podría decidir si quiero jugar o no antes si quiera de empezar.




domingo, 22 de mayo de 2022

XVIII Aniversario Las buenas ideas

 




La idea de escribir en el blog inició en un aniversario de Emilio Carballido, en donde pasaron cosas sorprendentes!! Quien quiera saber o recordar, puede ir a los primeros escritos del blog.

Este 22 de mayo cumplimos XVIII  añitos del blog de Cuentos Bajo Pedido.

 

Las buenas ideas

De alguna manera, supongo, susurraste algo en mi oído o pusiste ideas en mi mente y heme aquí, cumpliendo XVIII años escribiendo en este espacio…..

Ha sido una buena idea

Así puedo releerme de vez en cuando y disfrutarme.

Así puedes releerme de vez en cuando y recordarme.

Así puedes conocerme por primera vez y deleitarte

 Las buenas ideas, a veces, llegan entre sueños, como si fueran obra de nuestra propia inventiva. A veces, ves pasar las buenas ideas en las vidas de las otras personas y te gustan como se ven en ellas y las tomas. Te las apropias.

Mi tío Bando Carballido era médico, de muy chica lo vi leer chistes de una libretita, para que llegada la ocasión pudiera sacar la libretita de chistes y poder amenizar cualquier reunión. Me pareció una excelente idea. Me la apropié y por un largo tiempo yo hice lo mismo. Diseñé una lista de chistes, en un papel pequeño que pudiera fácilmente meter en mi cartera. No anoté los chistes completos, solo palabras clave. Me fue útil mucho tiempo. Luego un día olvidé dónde guardé mi acordeón de chistes.  Es una fortuna haber encontrado mi papelito justo ahora. Malheureusement! la letra es tan pequeña que ya no lo puedo leer ni con lentes, lo curioso es que de sólo ver la lista me da risa, porque aunque ya olvidé con detalle lo que contiene, tengo clara las sensación que me generaba esta pícara listita. Así como pasa con otras cosas y personas, que ya no te acuerdas con exactitud la genialidad de la buena idea que tuvimos en su momento, pero la sensación producida queda vívidamente intacta…

Felicidades mutuas!!!

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sábado, 21 de mayo de 2022

Antes de que se acabe el tiempo

 


Pintura: Le cirque du soleil 2022, Autora: Valentina Luz CC ,Técnica: pastel seco sobre papel


¿Pero cuándo se acaba el tiempo? Reconozco que después de saber que falleció un amigo incluso menor que yo quedé en estado zombi. La verdad es que uno hace planes o no los hace, como si tuviera mucho tiempo. Como si cuando llegara el momento uno pudiera saber al menos con un poco de antelación que el tiempo terminó. Aunque hay gente que lo sabe. Mi amigo de 99 años me habló 15 días antes de su partida y me dijo -hablo para despedirme y decirte que te quiero mucho-. ¿Qué se dice? ¿Qué se hace? Nunca he estado preparada ni para mi partida ni para la de mis seres queridos.

En fin, mañana Cuentos Bajo Pedido cumple XVIII años y antes de que se terminen los XVII quiero decir que este año he visto cosas asombrosas en lo positivo pero también, desgraciadamente, en lo negativo, muchas injusticias. Esas experiencias han dejado mi corazón y mi cabeza dando vueltas y vueltas. ¿Qué se hace?, ¿Cómo hace uno para defenderse? ¿O para defender a los demás? Ahora de adulto ya no es tan sencillo como cuando éramos niños -¡Devuélvele los carritos a mi amigo o te pego!-. Recuerdo que un maestro decía -somos más los buenos, por eso persistimos-.  Pero me queda claro esos buenos debemos hacer algo con lo que pasa frente a nuestros ojos azorados, activarnos para que las cosas sean diferentes, no esperarnos a que seamos nosotros los que sufrimos la injusticia frente a los buenos sorprendidos pero inmóviles, como si fueran sólo espectadores de un circo.  Eso ha pasado durante este año de los XVII, he estado en una actitud de observación, un poco a la expectativa con la pandemia, que finalmente me tocó en el 2022, con una sensación de que el que se zangolotee mucho le toca, así que más quieta de lo habitual.

Antes de que se termine el tiempo y mañana se cumpla otro año, para poder decirme, algo escribí, no se fue el año en blanco, escribo esto. Y aprovechar para decir, ya saben, todo eso que uno siente pero que no dice por múltiples razones:

Que los quiero

               Que te quiero

                           Porque nuestros caminos se cruzaron

                                       Y fue inevitable mirarnos

                                                  Y hacernos cómplices en esto

 

domingo, 20 de junio de 2021

Décimo séptimo Aniversario de Cuentos Bajo Pedido

 

*imagen orginal de VLCC 2021

El 22 de mayo fue el decimoséptimo  aniversario de Cuentos Bajo Pedido.

Alguien siempre me recuerda sobre el aniversario, muchas gracias! Como saben esta idea de escribir inició en un aniversario de Emilio Carballido y quien quiera saber un poco más, puede ir a los primeros escritos del blog. Sobre el aniversario, si quería escribir, sólo que se me hizo bolas el corazón por esas fechas. Uno de ustedes me compartió que su momento de partir estaba próximo a llegar y no pude escribir. Tenía los sentimientos y las ideas revueltas como baraja suelta. Sé que cada etapa de la vida es importante, incluso ese momento en el que uno se va. Normalmente no sabemos cuándo será ni cómo. Pero cuando se tiene cáncer terminal sabes que falta poco. No sé cómo se toman esas noticias, no sé si eso permite despedirse, poner las cosas en orden. No sé si estamos conscientes que cada día sería bueno estar en paz. No lo sé, pero el día en el que los seres queridos se van siempre lloro. Aunque tengo la certeza de que estarán tranquilos, que estarán bien, que descansarán en paz después de los dolores que a veces conlleva la partida. Siempre lloro. Tal vez lloro por mí, porque no los veré más, porque los extrañaré, porque en la mayoría de los casos siento que aún no era su momento de partir.

Cuando recibí la noticia de este amigo, pensé en las muchas veces que he recibido unas últimas palabras:

-Es importante que hagas un doctorado- Tal vez fueron mis primeras últimas palabras.

-Tráeme un labial-

-Ahorra todo lo que puedas-

-Hablo para despedirme, te quiero mucho-

-Pide por mi porque me estoy muriendo-

-No creo que llegue al fin de la pandemia, estoy muy cansado-

-Me encontraron un tumor y resulta que tengo metástasis-

 

Nunca he sabido qué hacer, no sé cómo se reciben, qué se hace con ellas, qué significan, pero las atesoro. Siempre me desordenan, mi cuaderno interno se transforma en hojas sueltas que se vuelan con el viento inexistente. Yo deseo en lo más profundo de mi ser, que todos estén en paz, deseo que los que nos quedamos sigamos disfrutando de la vida. Y que cuando llegue el momento podamos tomarlo con calma y dejemos la calma posible a  nuestra partida.


Gracias por estos 17 años de compartir escritos y experiencias. Para mi ha sido vital, ha sido aire para respirar y un espacio para verter lo que siento y lo que a veces no puedo manejar más que escribiendolo, sabiendo que ustedes me leen.

Con mucho cariño, ofrezco un homenaje a todos los seres queridos que se adelantaron en el camino. Sobre todo, a los que se fueron en estos años de pandemia.

 

Felicidades mutuas!!!

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lunes, 8 de marzo de 2021

Escribir

 


Antes tenía la certeza de que escribir era importante, sobre los eventos trascendentales, los muertos, los cumpleaños de los vivos, los eventos festivos, las cosas cotidianas que transforman la vida. Luego entre la tesis que aplastó mucho en mí ser creativo y me abrió otras puertas, más las piedras en el camino, mi ser escritor se siente debilucho, entretenido, distraído. Y cuando he logrado escribir algo, intentas rematarme con frases como “está bien que escribas pero deberías de escribir sobre las cosas importantes”. Y cómo esa frase, tengo una larga colección de frases, dignas de anotar en un separador como “Aquí no está pasando nada”, “No todo en la vida tiene que ver contigo”, “Lo que haces es resultado sólo de la inercia”, “Los logros los debes de obtener tú sola si no, no cuentan”, etc. Han sido frases que si las dejara mellar en mi ser podrían hacer un hoyo profundo, un surco tan hondo que sería imposible aprovechar para sembrar dentro de él. Un hoyo tan grande, no sirve para hacer crecer algo si no para crear profundos agujeros por donde se va todo, como se va el agua de la tina cuando quitas el tapón. En fin, a veces no sé qué escribir, a veces me fastidia leerme a misma. A veces, me releo y redescubro lo maravillosa que soy y decido con mayor facilidad desechar todas esas frases sorpresivas y esquivarlas como balas, reírme o intentar reírme de ellas mientras intentan rosar mi pecho, pasar rosando mis orejas y evitar que impacten mis labios o mis manos, que hablan y escriben sin parar, sea o no sea trascendental para mí o para los demás.

martes, 12 de enero de 2021

Yo vs Santa Claus

 


Para dar un poco de contexto, a mí nunca me trajo Santa Claus, por eso dejarle una cartita nunca me generó ilusión. Este año, por alguna extraña razón pandémica, establecí una absurda competencia con el mentado panzón. Así que en cuanto mi hija puso su cartita, yo fui a husmear qué había pedido y lo fui a comprar, yo quería el crédito al mejor regalo! Pero a los pocos días, mi hija cambió la carta y puso otras peticiones. Y yo fui y lo compré porque quería si no todo el crédito si el del mejor regalo. Bueno y digo fui por decir, porque ahora todo se pide por internet. Para no hacer el cuento largo, la carta a Santa Claus fue cambiada a lo largo de diciembre unas cuatro veces. Para la Navidad yo ya había comprado un número considerable de regalos, con distintas fechas de entrega, algunas con riesgo de llegar después de la fecha deseada. Lo único que yo quería era dar el mejor regalo, sobre todo después de un año tan complicado. Así que llegó el 24 y 25 de Diciembre y al pobre Santa Claus no le quedó más remedio que entregar el regalo más pinche (el más sencillo). Yo saldría triunfante de la contienda Navideña dando el mejor regalo. Para mi sorpresa, a pesar de que yo había atendido en un 80% la lista de peticiones Navideñas, lo que mi hija quería era que Santa Claus le trajera el mejor regalo, no yo. No lo podía creer!!!!!! Desde mi punto de vista, poniendo todo en una balanza ella tenía en su mayoría lo que había pedido!!! Pero yo no había sopesado, a tiempo, el peso específico que tiene la ilusión. Con los Santos Reyes, jamás me hubiera pasado esto.


miércoles, 26 de agosto de 2020

Sueño de tortugas

 


Soñé que, como producto de mis profundas reflexiones generadas por el encierro durante la pandemia, liberaba dos tortugas en un río. Con gran pesar las liberaba en medio de una hermosa selva, en un riachuelo de aguas casi cristalinas. Las veía alejarse felices, como no, quién no lo estaría. ¿Por qué pensé que estar en una casa de cemento las hubiera podido hacer más felices que nadar libremente entre piedras de un suave río? No lo sé, pero recuerdo que la primera llegó a mi vida porque dijeron que o se la llevaba alguien o la sacrificarían. La habían abandonado en el museo en donde yo ponía plantas para ambientar terrarios. No pensé que fuera justo que cuando alguien abandona un animal se le deba de sacrificar. Así que la llevé a mi vida por años, sin reflexionar si pudiera haber otra posibilidad mejor para estar a gusto en este mundo. La segunda tortuga llegó por razones muy extrañas. En fin, después de la liberación en mis sueños y después de haberme sentado a llorar por tenerlas tantos años y luego a llorar por liberarlas, me quedé contemplando el horizonte hasta que se soltó un chubasco tremendo. Fue tan fuerte el aguacero que cuando hubo terminado tuve que salir con la escoba a barrer el agua. Para mi sorpresa me encontré una tortuga enorme en mi jardín, que a mi entender pedía un buen trozo de pescado sobre una cama de lechuga. Se lo preparé mientras pensaba, a esta también habrá que liberarla. Una vez servido el manjar, vi como tres tortugas se desbordaban de las macetas y como cuatro tortugas mordisqueaban la bolsa de basura del vecino. Primero me preocupé, ¿De dónde están saliendo tantas tortugas? ¿Han perdido sus hogares y por eso están aquí hurgando en la basura? O tal vez ¿Hemos logrado sembrar tantos árboles que somos nosotros los que hemos quedado inmersos en su cuenca? Como era un sueño, podría elegir la opción que más me satisfaga o sencillamente hacer que suceda.

 

 

*Gracias al autor material de la liberación e imagen de J. O. G.

miércoles, 8 de julio de 2020

Ávido de mí


 


Romeo, Romeo, Romeo contigo me queda claro que el nombre verdaderamente es misión. Plática nutrida, baile sabroso, buena compañía, ejercicio matutino, buena cocina y tantas otras cosas ricas. Salimos juntos todos los días al balcón presidencial a disfrutar un rato del lento tránsito de las estrellas. Eres esa persona con la que siempre soñé estar en las buenas y en el confinamiento. Así, con energía vital suficiente para disfrutar el transcurso de los días, como suave oleaje sobre mi cuerpo.  Romeo, en tus ojos veo mi destino y sonrío complacida por el destello que genera tu cercanía. Que grata persona soy contigo a mi lado, que fácil es ser mejor. El cariño hace que todo fluya y el amor que todo se transforme. Hablamos con las buenas palabras, resolvemos con las medidas justas. Las diferencias se atienden con ricas charlas en medio de buenas caminatas deportivas que ahora hacemos dando vueltas del pasillo al balcón debido al confinamiento. Romeo, me queda claro que esto de encontrarnos, ya nos había sucedido en otras vidas y lo que hoy vivimos es sólo la continuación de otros momentos de intensas tormentas. Hoy nos toca primordialmente disfrutar mientras el mundo se transforma para siempre. Pongo mi promesa de amor sobre tus labios que están siempre ávidos de mí.


domingo, 14 de junio de 2020

El animal que soy por dentro







Cuando saco la cabeza por la ventana del auto disfruto enormemente sentir como revolotean mis orejas con el viento. Sonrío con la sensación de hormigueo en mi cara y cuando me miro al espejo descubro con extrañeza la ausencia de mis largas orejas. Al comer una pieza de carne quisiera comérmela toda, desearía poder roerle hasta los huesos, pero veo que los demás no lo hacen e incluso dejan carnita pegada al hueso. Así que yo hago a un lado mi plato aunque me imagino un hilo de baba escurriéndome de la boca. Cuando llega alguien a quien quiero mucho, quisiera abalanzármele, llenarlo de besos, lamerle los cachetes y ponerle unas suaves mordidas en la cabeza. Pero los demás, saludan a quien llegue a medias, casi sin interrumpir lo que estuviesen haciendo. Estoy seguro de que soy un perro, no sé qué habré hecho en mi otra vida para que en está haya reencarnado en lo que ahora soy. Yo quiero hacer lo que me venga en gana aunque se me salga el animal que soy por dentro.

escrito por CBP y CJDV

martes, 2 de junio de 2020

Amor estragado





Lázaro, hombre de fuego y pasión, cada vez que escuchaba su nombre, sentía que algo en mí resucitaba. Nos conocimos en una fiesta, nos caímos bien y en pocos meses decidimos vivir juntos en su casa. Yo viajaba mucho y él hacía home office. Cuando coincidíamos en casa la pasábamos bien, en reuniones, comiendo fuera y paseando en general. Cuando llegó el confinamiento por el COVID-19 se pospusieron las constantes salidas de mi trabajo, así que por primera vez en meses pasamos más de una semana juntos de manera continua. Me pareció una buena idea la de al fin convivir de manera cotidiana. La primera discrepancia que tuvimos fue porque su trabajo consiste en probar juegos de video, entornos virtuales y animaciones. Por lo que recibe de tres a cuatro paquetes a la semana para evaluarlos y cuenta con pocas horas para devolver un diagnóstico. Puede sonar sofisticado, pero para mí era que pasaba día y noche jugando videojuegos. Lo resolvimos sacando del cuarto la mega pantalla e instalándola en la sala porque no tolero estar constantemente expuesta a la luz que emite. Después, fueron los horarios para dormir. Yo me duermo temprano y él puede llegar diario a la cama a las tres o cuatro de la mañana.  Lo resolvimos cada quién quedándose en un cuarto. Posteriormente, fue la alimentación, le encanta pedir a domicilio y aunque al principio me pareció rico y cómodo, llegó un punto en que ya no podía disfrutar la comida al ver la cantidad monumental de basura que generábamos. Así que le propuse que yo cocinaría si él ponía la mesa y lavaba los trastes. Me dijo que prefería que cada quién se encargara de su comida. Y así, las discrepancias se fueron acumulando y mi incomodidad in crescendo. Porque él parecía resolverlo todo fácilmente con soluciones de cero cooperación mutua como si fuéramos roomíes en lugar de una pareja. Se añadió el asunto de mantenernos aislados de los demás para evitar contagios, pero no coincidíamos en el mismo concepto de aislamiento. Así que la señora del aseo seguía viniendo porque él le dijo que si no venía suspendería los pagos. Le propuse que entre los dos podríamos mantener la casa limpia y me dijo que ni en sueños haría algo del aseo. Las reuniones quincenales para jugar con sus amigos en la casa no se suspendieron, al contrario, eran más frecuentes y más largas.  En fin, cada vez me costaba más trabajo recordar qué hacía con este hombre. Algo que en un inicio disfrutaba mucho eran los frecuentes encuentros sexuales, intensos y agitados, me parecían energizantes. Pero ahora que estoy todas las noches en casa, suceden a cualquier hora y bajo cualquier circunstancia. Así que sin problema, entra en la madrugada a mi cuarto e inicia una revolución, lo cual antes me parecía divertido pero ahora me siento como si mi habitación fuera el refri al que acude, por mal hábito, a cualquier hora para ver qué encuentra.  Para mí el sueño es sagrado, así que hoy cerré mi puerta con seguro antes de dormir. Lázaro trató de entrar en la madrugada y no podía creer que mi habitación estuviera cerrada. Me echó un rollo tras la puerta, que no entendí porque me puse tapones en los oídos. Pasó horas arañando mi puerta como si fuera un perro y chilloneando un discurso y sólo le faltó aullar. Cuando me levanté, me tiró un discurso inverosímil sobre la construcción de la pareja, la cooperación en el hogar, lo que teníamos juntos y lo que yo estaba destruyendo al cerrar mi puerta con seguro. Mientras él seguía parloteando, me preparé unos ricos huevos divorciados, acompañados de frijolitos con totopos y un nopalito asado, tomé mi exquisito café, me di un baño y entré a mi habitación. Él me siguió por toda la casa hablando sin parar. Cuando vio que empacaba mis cosas, sorprendido me dijo -¿Qué no has escuchado lo que he dicho toda la mañana?-. En la puerta de la casa volteé y le dije –He escuchado y visto todo lo que has hecho durante la cuarentena y no quiero estar contigo- me fui sin ningún remordimiento. Ahora estoy esperando a que llegue el fin de mes, acampando en el jardín de mi propia casa, porque tuve a bien rentarla mientras me iba a vivir mi increíble fantasía de amor.





¿De quién es la culpa?



Nadie tiene la culpa de nada. Las cosas,
simplemente, suceden. (Eduardo Milán, Errar, 1952)




Nadie tiene la culpa de nada, eso quería pensar cuando agarraste tus chivas y te  marchaste. Yo debí correrte, pero sentí que esto era demasiado para que saliera de mi boca sin desgarrarme. Tal vez ya lo había dicho unas semanas antes, cuando por primera vez me insultaste. Nadie, que me importara me había insultado antes. Así que la primera vez que lo hiciste, me sentí furiosa y me sentí valiente. También me sentí lo suficientemente madura para contenerme y no decir nada hasta llegar a la casa, porque venías manejando en la autopista y quería evitar un accidente. Pero llegando a la casa, con toda calma te advertí que era la última vez que me insultabas, porque la próxima te sacaba de mi vida para siempre.  Ilusamente pensé que mi advertencia serviría para que no lo volvieras hacer, porque sopesarías el riesgo de perderme. Nunca imaginé que para ti la idea sería más bien una oferta, como quien deja una puerta entre abierta para huir en el momento oportuno. Y fue sólo cuestión de tiempo para que volviera a suceder. Llegó el día y me volviste a insultar con tal vocabulario que ni un camionero furioso me hubiera dicho algo tan horrendo. Fue tal mi asombro, que en lugar de insultarte de vuelta sólo dije -¿Qué estás haciendo?-. Yo debí correrte, pero no pude, no había más palabras en mi boca y lo que pudiera sentir por ti se escurrió como agua por mis manos y bajó por las escaleras dejando mi cuerpo helado de sorpresa. Como no te corrí, el show no salió como planeabas y nada fue lo que esperabas, entonces tuviste que irte por tu cuenta y sacar tú mismo tus chivas que nadie aventó por la ventana. Nadie salió a detenerte, intentaste llevarte a nuestro gato que se te escurrió de entre los brazos y escapó trepándose al árbol que sembramos. Cuando te fuiste la señora del aseo regaba las plantas de jardín y le echó agua a las huellas que dejaste en la entrada. Es sólo ahora a la distancia, que puedo entender que desde que llegaste tenías el plan de marcharte en el momento que consideraras el más importante.

viernes, 22 de mayo de 2020

Décimo sexto Aniversario -Las grandes vivencias de la vida-



Décimo sexto  Aniversario

Cumplir años pareciera algo natural, producto del simple paso del tiempo. Como si cumplir años no requiriera mayor esfuerzo que el de no morirse. Pero en tiempos de pandemia, cumplir años se vuelve algo trascendental, monumental y extraordinario. Siendo objetivos, cumplir años siempre debería de ser algo especial, sólo que a veces se nos olvida de lo importante que es.
   Algunos detalles para reflexionar en estos 16 años:
-Elegí esta fecha para iniciar este blog como un homenaje a Emilio Carballido. Quién quiera saber más detalles o no le haya tocado los inicios puede buscar en los primeros cuentos, ahí se explica a detalle.
-En el 2019 terminé de escribir mi casi eterna tesis de doctorado y pensé que después de obtener este importante logro me pondría a escribir con fluidez, pero no ha sido como quisiera. ¿Toma tiempo regresar? ¿No hay regreso, si no nuevas formas de estar?
-Ahora con la pandemia no sé ni en qué día vamos y no me fijé que hoy era el aniversario, pero siempre hay alguien que me lo recuerda. Gracias

Felicidades mutuas!!! 
Por los XVI años de compartir en estos blogs!!!
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Las grandes vivencias de la vida

Me pidió que no escribiera nada de lo que me contara, todo debía de quedar entre nosotros. Entonces 99 años de historias quedaron en mi cabeza dando mil vueltas. En su último año de vida me dijo –muéstrame lo que has escrito con mis historias- pero yo no había escrito nada en atención a su petición. Así que, ese último año me dediqué a escribir cuanta cosa recordaba. Nos hablábamos casi a diario para completar las historias, cubrir los huecos. Pero en cuanto yo se las leía, él las cambiaba de nuevo, modificando la historia, la intensión, el tono, el final, el inicio, etc. Hasta que un día le dije – No puedo más, nunca vamos a terminar si seguimos haciendo cambios- y con una voz pausada me contestó –no quiero que termines nunca, quiero que siempre haya algo pendiente entre nosotros-. Una semana más tarde me habló por teléfono y me dijo –hablo para despedirme porque me voy- no supe que decir, ¿Qué se puede decir, más que me dio un enorme gusto conocerle? Al poco tiempo se fue para siempre. Hay muchas personas como ésta que no sé en qué sitio del corazón colocar, así que van dando brincos de un cajón a otro y tal vez así seguirá sucediendo el resto de mi vida.

martes, 5 de mayo de 2020

Sofi, la gata









Cuando empezó la contingencia pensé que duraría 2 semanas cuando mucho. Imaginé que al ver cómo habían sucedido las cosas en otros países aquí todos respetarían el confinamiento y todo sería más rápido. Así que no traje tantas cosas, unos cambios de ropa, unas latas de atún, los alimentos perecederos, etc. Recuerdo haber visto mi casa antes de cerrar la puerta y pensar si traía todo lo que necesitaba o si debiera de llevar algo más. Sólo me preocupaban las tortugas y la gata que iba todos los días a pedir comida arañando mi ventana. A todos les dejé agua y comida. Pensé ingenuamente que volvería pronto, pero la contingencia se ha alargado más de lo que esperaba. Entonces me empezaron a preocupar mis animales. Le pedí a la señora que me ayuda que se llevara a las tortugas a su casa. Pero cuando le pregunté por la gata, me dijo que “Sofi”  la gata no se había comido las croquetas que le dejé. Me comentó que ahora Sofí se llamaba Kitty y que vivía dentro de la casa del vecino desde que me fui, porque él le da latas de alimento y la deja dormir en su cama.  Pensé –¡Que ingrata!- seguro ella pensó lo mismo sobre mi.  Ahora alimento a los pájaros que llegan al balcón y riego los alcatraces, que están en la banqueta, tirando agua desde el segundo piso.  


*Foto de la red

sábado, 18 de abril de 2020

¿Cómo seremos después de esta cuarentena?








Antes, porque lo de la cuarentena será un antes y después en nuestras vidas, saludaba a mis vecinos con un cordial buenos días. No entablaba mayor relación porque nunca tengo tiempo, pero un buenos días no se le niega a nadie. Pero ahora, durante la contingencia he redescubierto a mis vecinos o descubierto, para ser precisos. Uno de mis vecinos, aunque yo tenga miles de bolsas del súper por subir, jamás se ha ofrecido a ayudarme con una sola bolsa. Me molesta un poco, nada le costaría la atención. Una amiga dice que así son los europeos, que no te ayudan en nada, que según para respetar la equidad de género, pero este individuo no es europeo. Este vecino ha ido acumulando varios detallitos que me han ido incomodando progresivamente. Por ejemplo, nunca paga la cuota voluntaria del jardinero, no asiste a las juntas, no cierra la puerta de la entrada con llave y si se funde el foco de la escalera jamás en 40 años lo ha cambiado. Ahora que estoy en casa, descubro que no hace ruido en todo el día, pero en las noches hace un ruido muy extraño, algo como si masajeara las paredes con una lija de agua. El colmo, es que acabo de descubrir que cuando dejo la basura afuera de mi puerta desaparecen la mitad de las monedas que le dejo al señor de la basura. Lo supe, porque ahora que no puedo salir, saco la basura y subo a tender y cuando bajo ya sólo está la mitad de lo que dejé. Así que hoy saqué la basura y pegué las monedas con kola loka a una caja y me quedé a espiar por la mirilla de la puerta. El vecino sacó su basura, acto seguido trató de robar una de mis monedas, como sospecho que ha hecho habitualmente por años. Esto sí que es inaudito! ¿No sé cómo podré saludarlo cuando termine la cuarentena? Tal vez con una sonrisa triunfal.


*Imagen de la red

miércoles, 15 de abril de 2020

El placer de….



*imagen de la red

El año pasado decidí hacer por primera vez el triatlón de la Ciudad de México. No me había preparado como hubiera querido pero ya estaba harta de postergar este reto. En fin, nada más de caminar 45 min desde el estacionamiento hasta la zona de transición y esperar 30 min para poder dejar la bici ya me había cansado. Cuando entramos a la zona de natación empecé a sentir la alegría de volver a estos eventos. Pero cuando entré al agua helada dudé de lo certera de mi decisión. Recordé que en un programa de TV proponían que decir groserías te ayudaba a enfrentar un reto como este, así que grité Mierdaaaaaa! Y me mojé el cuerpo con las manos aventándome el agua helada encima. La competidora de a lado gritó, -Acuérdense que al entrar al agua se siente peor!- .Y sí, al aventarme sentí que se me entumía rápidamente el cerebro. Tuve que hacer un gran esfuerzo para continuar y pensé en mi hija triatleta que competiría unas horas más tarde, desee que ella pudiera aguantar el agua helada y eso me motivó a seguir con el plan. Hice conciencia de que la natación es mi mejor deporte y me concentré en agarrar ritmo con la respiración. Con gran esfuerzo concluí mi triatlón. Al llegar a la meta me recibieron con una medalla y una exquisita paleta de grosella que se derretía rápidamente entre mis manos. Unos pasos más adelante, en lugar de ofrecerme un plátano, como es costumbre en las competencias deportivas, estaba un hermoso hombre musculoso en reveladora ropa deportiva. Tomó la mano donde yo traía la paleta y al mismo tiempo puso una cerveza en mi otra mano. Me dijo en tono terriblemente sensual –Si me das de tu paleta te regalo una cerveza-. Acto seguido, sacó la lengua en dirección de mi deliciosa paleta con la certeza de que nadie podría negarse a semejante proposición. El tiempo se detuvo y la acción se hizo súper lenta. A pesar de mi cansancio logré decir -tu cerveza está tibia- y me fui disfrutando con placer la idea de saborearme la paleta. El muy ingrato hombre masculló algún insulto que no entendí porque iba aturdida por el shock térmico de la helada paleta entre mis labios.

lunes, 13 de abril de 2020

Virus, pandemia, contagio, sanitización …



*Imagen de la red

No quería escribir nada sobre esto, ni sobre las cosas incómodas que me han pasado en la vida. Porque me molesta, de sobre manera, reencontrarme con mis escritos y azotarme en el piso al releerme. Preguntándome ¿Qué rayos estaba pasando conmigo? Me gusta releerme y disfrutarme a mí misma. Deleitarme con mis propias letras y volver a repasar las sensaciones y ¿Por qué no? hasta volverme a enamorar de ese momento. Acepto, para que todo mundo lo sepa, que he roto un sinfín de cartas y poemas que he escrito en los desgraciados momentos de mi vida y también he desechado los más atascados escritos de placer porque siempre, siempre, siempre terminan por causarme enormes problemas. En fin, deshacerme de lo que me contamina es una especie de rito de sanitización. Aunque no me he considerado una obsesiva de la limpieza, todos los que me rodean piensan distinto. Sin embargo, con el fin de poder mantener una sana relación con mis seres queridos he ido atendiendo el asunto durante la última década. Después de múltiples terapias presumo, que a decir de los que me quieren, he logrado significativos cambios en mi vida durante el 2019. Finalmente puedo dar la mano al saludar sin sentir asco, dar un abrazo sin concentrarme en el polvito que brinca de las cabezas, entablar una plática sin poner atención en las diminutas gotas de saliva que brincan de la boca de mi interlocutor. Sin duda, mi más grande avance es el poder disfrutar de un húmedo beso y todo lo que conlleva, sin imaginar los millones de microbios que intercambiamos cada vez que hacemos el amor. No tengo que explicárselos, pero en el 2020 ninguno de esos logros me da más placer que el de atesorar entre mis manos una preciosísima botella con el más poderoso elixir de cloro diluido y la tranquilidad de saber que en mi bolsillo tengo un reconfortante gel desinfectante. Siempre supe que yo tenía la razón, todo lo que he hecho simplemente lo he hecho por amor.